Eran las 5, nunca hubo vasos, la botella se multiplicaba, el cenícero se llenaba.
Tristes notas escupía mi guitarra, acordes menores para no recordarla.
Literalmente vomite las mariposas, literalmente escupí sus besos, literalmente me desvanecía en un infierno de azulejos.
Recordé aquella historia que alguna vez escribí, recordé los hechos y me culpe, recordé las consecuencias y me odie.
La insana locura abrumaba mi mente, las vivencias pasadas acosaban mi razón, recordé no volver a confiar en nadie, pero ya era tarde, otra vez se divirtieron con mi corazón.
sábado, 30 de enero de 2010
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No sos malo y no tenés la culpa de nada!
ResponderEliminarCUI-DA-TE, porque sos lo más,la única persona que conozco capaz de decir que odia el principito jajaja U.U